Dramaturga, investigadora, docente

Irene Herráez (Madrid, 1995) es graduada en Dramaturgia y Dirección por la RESAD y en Lenguas Modernas, Cultura y Comunicación por la UAM, y tiene un Máster en Teatro y Artes Escénicas por la UCM. Con formación actoral en la EMAD, ha realizado talleres con Maribel Carrasco, Sandra Vicente y Mariano García, José Sanchis Sinisterra, Ignacio del Moral, Carlos Tuñón, Xavier Bobés y Marco Antonio de la Parra, entre otros/as.

En 2023 estrena en el Teatro del Bosque de Móstoles su pieza de audio inmersivo mirar, exhibida posteriormente en la Sala Ultramar de Valencia. Ese mismo año muestra en el Auditorio del Museo del Prado su serie de microóperas, en colaboración con el Real Conservatorio de Música de Madrid, Calor + Cerocomaocho + Invisibles + Meninas. A finales de 2022 publica en la editorial Antígona la comedia Flying free. O cómo no suicidarse, en el volumen Piezas breves. Estudiantes RESAD 2021-2022, que pone en escena en 2023. Ha participado como ayudante de dirección, actriz, cantante y dramaturgista en diversos montajes desde 2013, tanto de teatro de texto como de musical, microteatro e improvisación.

Su texto para jóvenes audiencias Todas las vidas, escrito como TFG de Dramaturgia, es creado a partir de las experiencias con adolescentes durante una serie de talleres en un instituto de Vallecas. Este proyecto cambia su manera de crear y de entender el proceso artístico.

Ha sido becada por el Centro Dramático Nacional como dramaturga representante en el Obrador d’estiu 2024 de la Sala Beckett de Barcelona, y finalista de las IV Residencias Dramáticas del CDN.

En la actualidad trabaja como docente-facilitadora en la Universidad Camilo José Cela.

por qué escribo

Cuando escribo quiero cambiar el mundo. A veces poco, con una sonrisa o una lágrima o un perdón; a veces infinito, con la transformación de una mente, con el nacimiento de un amor (por el teatro, por las palabras, por la vida).

Pertenezco al bando de los márgenes. Perdedoras, oprimidas, marginadas. En todo lo que creo están presentes las mujeres, las niñas y jóvenes, las bolleras, las no blancas, lo que nos quieren hacer creer que nunca estuvo allí, aquí. Pero estamos.

Escribo porque soy más feliz escribiendo que no haciéndolo, y porque crear me ayuda a entenderme y a entender mi realidad. Soy un ser cambiante, en formación, siempre cogiendo de aquí y de allá, curiosa, inquieta, constante. Escribo para curarme, para crecer, para encontrar quién soy. Y que me encuentren.

(Escena de posado: la infanta ISABEL CLARA EUGENIA, vestida con todas sus galas y de pie sobre una plataforma, mira a público. Su mano izquierda reposa sobre la cabeza de MAGDALENA RUIZ, que permanece a menor altura y dirige la mirada a su señora).

ISABEL CLARA EUGENIA.-

Habré de reír:

no cesa don Alonso de pasar su mano

por su frente sudorosa, cual villano.

Pañuelo no parece haber trujido

entre todos los bártulos que trujo consigo.

A bien tendrá el señor de no tocarse…

(don Alonso, efectivamente, se toca)

con el dedo tiznado en bermellón.

(Contiene la risa).

Empresa imposible es no alborozarse.

Ahora simula un pavo o un capón

con esa franja roja en el mentón.

Contente, Isabel Clara Eugenia,

que con tanta risa en la materia

harás precipitar el real retrato

con gesto tosco y gesto ingrato.

MAGDALENA RUIZ.-

Cómo huelga la doña con el manchurrón

que el maestro se ha trocado en malhorón.

Arto repite ser una dama

(aunque a centenas se meta en la cama)

y que a su padre, por serville,

lograse hacer en Flandes lo imposible.

Mas luego, cuando es menester,

tiene maneras de llana mujer.

ISABEL CLARA EUGENIA.-

¿Por qué me mira Magdalena

con esa atroz mirada de condena?

Mas qué ingenios inventas, Isabel:

pues su razón no llega a esclarecer

el don de tu elevado pensamiento.

(Abanicándose con la mano).

¡Rediós! Hace aquí manera de calor violento.

MAGDALENA RUIZ.-

Le caen los goterones al señor pintor.

Y si le surcan la cara que se muestra al sol,

¿cómo no correrán por dentro del jubón?

(Molesta). No dejan de joder estos macacos;

estaos en paz al fin o vais pal saco.

(Vuelve a mirar al pintor).

Así pluguiese a Dios que tu pincel,

cual oso encaramado a su madroño,

mojado y delicioso como miel

entrase sin tardanza aquí en mi /

ISABEL CLARA EUGENIA.-

Otoño no parece este sofoco.

Jesús, mi Salvador, a ti te invoco:

haz que aquí el maestro se quede muy servido,

que el cuerpo tengo ya cocido y recocido.